La convulsionada y distorsionada historia de la nación neogranadina, cuenta cómo un día común y corriente de Julio, da inicio a la mayor mentira institucional jamás documentada en América.
Los hechos que describen los sucesos ocurridos el 20 de Julio de 1810, datan de un tímido levantamiento de algunos representantes de clase media en el virreinato de Santafé, quienes deseaban ser reconocidos y acceder al status y derechos que tenían los españoles americanos o peninsulares, los cuales ostentaban cargos de poder y prestigio en su momento, por lo que aprovechando el vacío de poder en la corona española, tras la captura y encarcelamiento del Rey Fernando VII a manos de Napoleón Bonaparte de Francia; decidieron estos representantes de clase media, hacer sentir su voz. Esta situación de reconocimiento de su status social ante la sociedad española, hace que incursionen en la tienda de Llorente y tomen como símbolo pírrico el florero exhibido en ese negocio.
En realidad lo que sucedió no fue expresamente un acto de independencia, ni un levantamiento contra la sociedad, las clases dominantes españolas y menos contra el rey y su corona, sólo un simple acto de llamado al reconocimiento de su status social, como clase media que “merecía” estar al nivel de sus superiores españoles. En ningún momento se hace alusión en desconocer al rey preso, tampoco en desconocer a las autoridades españolas presentes y menos en manifestar la separación total y definitiva de la corona española, como nación libre, autónoma y soberana, como debió haber sido legal y legítimamente, para que este documento tuviera alguna validez histórica en términos políticos.
En el escrito emitido por los representantes de clase media inconformes con su situación en el virreinato se destaca lo siguiente:
“…se deposite en toda la junta el Gobierno Supremo de este Reino interinamente, mientras la misma junta forma la Constitucion que afianza la felicidad pública, contando con las nobles provincias, a las que al instante se les pedirán sus diputados, formando este cuerpo el reglamento para las elecciones en dichas provincias; i tanto este como la Constitucion de Gobierno debieran formarse sobre las bases de libertad e independencia respectiva de ellas, ligadas únicamente por un sistema federativo cuya representación deberá residir en esta capital, para que vele por la seguridad de la Nueva Granada, que protesta no abdicar los derechos imprescriptibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto i desgraciado monarca D. Fernando VII, siempre que venga a reinar entre nosotros, quedando por ahora sujeto este nuevo Gobierno a la Superior junta de Regencia interin exista en la Península,….”
Tomado de: Copia acta de independencia, Banco de la República. (SUR).
Tomado de: Copia acta de independencia, Banco de la República. (SUR).
Además, el documento manifestaba más bien la designación de la Junta Suprema de Santafe (que supuestamente gobernaría autónomamente el territorio), que presidiría el virrey Antonio Amar y Borbón (que fue sustituido por José Miguel Pey, puesto que se negó a gobernar, por no imaginar siquiera tener que compartir poderes con personajes de clase media).
Imagen: wikiflags.com
Políticamente este acto de autoproclamación de cargos y al mismo tiempo de reconocimiento del rey preso y sus autoridades designadas en 1810, no tiene ninguna validez como documento público y menos como acta de independencia, en primer lugar por su contradicción y en segundo lugar porque no cumple en ningún momento con las características y condiciones requeridas, que un documento de semejante naturaleza debe exhibir para el pueblo en su momento, como una manifestación expresa de levantamiento y desconocimiento contra las autoridades foráneas en todas las formas, por la soberanía, autonomía y gobernabilidad propia.
En términos militares, es pertinente exhibir la bandera de 1819 de forma invertida, como señal de protesta por la ausencia de un acto de independencia real, el desconocimiento a los próceres y destacamentos extranjeros aliados de la auténtica independencia en agosto de 1819; y de auxilio porque estamos sometidos a un estado fallido, que aún reconoce a sus tiranos antecesores y gobiernan en la actualidad para ellos, en todas las manifestaciones modernas posibles.
Alexander Ferms
H. Constituyente Andino por Colombia (SUR)
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