La Navidad en el comedor Pekenitos ha sido más austera de lo pensado. Juan Argañaraz, jefe de cocina de una pizzería, lo creó hace seis años en su casa de la localidad de Rafael Calzada, de la periferia de Buenos Aires, para dar alimentos a 30 niños. En 2015 poco a poco fue llegando a los 140 pibes y 15 madres. A sus familias les repartió carne vacuna, patatas, huevos y melocotones para la cena de Nochebuena, pero de una semana para la otra se encontró con que la movida no le iba a costar 7.000 pesos, como preveía, sino 9.000, un 28,5% más. Juan, que gana 10.000 pesos mensuales (625 euros) y con eso mantiene a su esposa y seis hijos, debió pedirle más colaboración a los amigos que lo ayudan.
Argentina ya venía sufriendo una inflación alta desde hace diez años y en octubre pasado estaba en 24% anual, pero desde que el liberal Mauricio Macri se transformó entonces en el candidato presidencial favorito a vencer al kirchnerista Daniel Scioli su promesa de liberar el cepo (control) cambiario, con la consiguiente devaluación del peso, alentó la especulación con los precios. El cepo instaurado en 2011 por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se eliminó hace una semana y la moneda argentina se ha depreciado el 25,7%. Las consultoras Elypsis y C&T, que en octubre calcularon una inflación mensual del 1,5%, en noviembre midieron un 2% y en diciembre prevén un 3,5%.
La asociación Consumidores Libres advirtió que en la primera quincena de diciembre, es decir, antes de la devaluación, se encarecieron sobre todo la carne vacuna, los spaghetti, el agua, la harina de trigo, el jabón en polvo, la yerba mate (la infusión más popular en Argentina) y la leche. Antes de la devaluación, Macri eliminó los impuestos a la exportación agrícola, lo que también impactó en los precios internos de los alimentos.
En un comedor del Gran Buenos Aires los vecinos relatan los aumentos de precios de los alimentos
El nuevo presidente ha reaccionado ante lo que él llamó “deslizamientos en algunos precios en la canasta básica”. Este lunes anunció un bono navideño de 25 euros para los 3,6 millones de niños hijos de parados y trabajadores informales que cada mes reciben la asignación universal por hijo (52 euros) y para los 3,3 millones de pensionistas que perciben la jubilación mínima de 268 euros. El anunció llevó a que sindicatos de izquierda y kirchneristas suspendieran una protesta que planeaban al día siguiente en la Plaza de Mayo. En cambio, el nuevo Gobierno rechazó el otorgamiento por decreto de un bono navideño para todos los empleados públicos y privados.
Rosa Pereira, de 80 años, comenzó a ir al comedor Pekenitos justo hace dos meses. “¿Quién tienen la culpa de los aumentos? Nadie se hace cargo, pero aumentan. Me tengo que comprar zapatillas, pero subieron 70 pesos (4,37 euros) y voy a tener que esperar otra oportunidad”, se resigna Rosa con una sonrisa.
Gisela Galeano, de 27 años, lleva seis meses yendo al comedor y está convencida de que Macri le quitará la asignación de sus dos hijos. La campaña kirchnerista del miedo contra el que era candidato opositor caló en ella tanto que ni siquieran con el bono navideño le cree al nuevo presidente cuando promete mantener aquella ayuda creada por Cristina Kirchner en 2009. “Antes de que asuma (el poder) el presidente, el kilo de milanesa (escalope empanado) subió de 70 pesos a 140. Esta semana bajó a 98 (6,12 euros), no sé si porque el carnicero no vendía nada”, comenta Gisela.
La nueva ministra de Desarrollo Social de Argentina, Carolina Stanley, admitió este lunes que la pobreza argentina ronda el 20% o 25%, no el 32% que denunciaba Macri en la campaña. Su promesa es bajarla al 0%. El tiempo dirá.
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